ÉXITO Y FRACASO ESCOLAR

Interesante estudio presentado en la Concapa


No cabe duda que el éxito y el fracaso escolar constituyen un problema de extraordinaria importancia dentro del sistema educativo de enseñanza actual. En muchos casos, la situación de fracaso acarrea una serie de problemas y tensiones emocionales que repercuten en el desarrollo personal e, incluso, pueden llevar a una deficiente integración social del menor

Con la intención de analizar los condicionantes que intervienen en el fracaso y en el éxito escolar, el catedrático Julio Antonio González-Pineda, profesor de la Facultad de Educación de Oviedo, presentó hace unos días en la CONCAPA (Confederación Católica de Padres), un interesante estudio realizado sobre 2.800 alumnos de entre 6 y 18 años, del cual se deduce que el esfuerzo personal y la disciplina, desde la familia, son claves para evitar el fracaso escolar. Según el autor, lo más importante es que los jóvenes sepan aprovechar la capacidad de inteligencia que poseen, unido a una serie de estrategias que les ayuden a desarrollar esa capacidad. La inteligencia que tenga un niño es tan importante como la manera de utilizarla y aprovecharla.

Nuestro fracaso escolar, según el estudio, oscila actualmente entre el 32 y el 44 por ciento (este último en asignaturas como Lengua y Matemáticas). Además, entre un 51 y un 58 por ciento de los alumnos de BUP no termina sus estudios.

Cuando se habla de fracaso, no se trata de estudiantes torpes, sino de alumnos inteligentes que no rinden o que no logran el rendimiento deseado dentro de un tiempo determinado y, por consiguiente, aparecen como malos estudiantes.

A la hora de acotar qué factores están incidiendo en el éxito-fracaso, el estudio presenta un conjunto de variables conocidas como condicionantes (determinantes) del rendimiento académico, las cuales se dividen en personales y contextuales. Dentro de las personales, el estudio distingue la inteligencia, el estilo de aprendizaje, los conocimientos previos, así como el autoconcepto, las metas de aprendizaje y las atribuciones causales. Todos estos condicionantes deben estar coordinados por las llamadas estrategias del aprendizaje, que no son sino actividades, operaciones mentales o planes que realiza el estudiante para facilitar la adquisición de conocimientos y mejorar el aprendizaje con un plan de acción que funcione como un instrumento del conocimiento y sea la base del aprender a aprender.

NO SABE QUÉ HACER

Muchas limitaciones no van asociadas a carencias o deficiencias globales a nivel cognitivo, sino que están relacionadas con no saber qué hacer ante una determinada tarea, la manera de abordarla, o elegir una estrategia adecuada en el momento oportuno. Por otro lado, las contextuales: la familia, los grupos de amigos, el centro escolar, su organización, dirección, profesores, clima escolar, así como los contenidos y métodos de enseñanza son elementos que, en menor o mayor grado, determinan el fracaso o éxito escolar de nuestros estudiantes.

Del mismo modo, para aprender, es imprescindible poder hacerlo, saber hacerlo, lo cual precisa disponer de las capacidades, conocimientos, estrategias y destrezas necesarias; para ello, también es necesario querer hacerlo, tener disposición, intención y motivaciones suficientes.

Al parecer y según los resultados obtenidos de un estudio similar a éste, realizado en EE.UU, se constató que los hijos de familias orientales tenían mayor éxito en las escuelas que otros niños, debido a que, en sus familias, había disciplina y orden y se les entrenaba desde pequeños en el esfuerzo personal. A raíz de estos datos, el profesor González-Pineda señala que la disciplina y el orden garantizan el rendimiento escolar y dan seguridad en sí mismos a los alumnos, algo que en nuestro sistema escolar escasea.

En este sentido, según el estudio, se ha podido constatar en los centros privados la existencia de un mejor clima interno que garantiza la disciplina, si bien, como asegura González-Pineda, a los colegios estatales van toda clase de niños.

La actitud y conducta de los padres, sus creencias y expectativas acerca de la capacidad y logros del estudiante, influyen de una manera determinante en la creación de un concepto académico positivo o negativo del alumno. En muchas ocasiones -afirma González-Pineda- los padres siempre vamos con exigencias, pidiendo a la escuela que haga cosas que no se hacen en la propia familia. Por otro lado, para el niño la familia es clave hasta los 12 años; luego el niño se fija más en sus iguales, es decir, en el grupo de amigos, que pasa a un primer término.

Para el autor del estudio, un aspecto preocupante, en el conjunto de alumnos que han sido elegidos como muestra para este estudio, es la falta de lectura, lo que, a su juicio, está provocando un escaso dominio del lenguaje. Por lo que se refiere a la signatura de Matemáticas, tan temida por los más jóvenes, el profesor señaló que la falta de dominio de contenidos en esta asignatura es universal.

Á. de los R.

"Alfa y Omega", nš 20